La atención plena, una clave para ser
¿Qué es la atención plena?
La atención plena es, como su nombre indica, el hecho de volverse plenamente consciente de lo que hay en el presente, el aquí y el ahora. “¡Simple!” me dirás. No es tan simple, porque nuestras vidas están, en su mayor parte, dictadas por nuestra mente, por nuestras reacciones instintivas, por nuestra educación, por la sociedad y por patrones automáticos de acciones y reacciones. Sin mencionar nuestros juicios, análisis y críticas que nos llevan a un diálogo interno perpetuo que nos impide aprovechar al máximo lo que está en el momento presente. Nos proyectamos constantemente hacia el futuro, hacia nuestras próximas acciones o hacia el pasado, lo que nos aleja del momento presente. Finalmente estamos en una ilusión del momento presente pero no estamos realmente allí, nuestra mente está en otra parte, en realidad está en muchos lugares al mismo tiempo pero muy poco en el ahora.
Muy a menudo, en la vida cotidiana, ni siquiera prestamos atención a lo que hacemos. Seguimos el curso de nuestras vidas en piloto automático debido a nuestros hábitos. Nuestra mente hace de obstáculo. Se interpone como un velo de separación entre nosotros y el momento presente real, lo simple, lo puro. Tan pronto como miremos dentro de nosotros mismos, la mente analizará, etiquetará, juzgará y comentará, y eso es lo que perturbará nuestro estado de conciencia que se alejará de la atención plena.
¿Pero cómo cultivar el momento presente y la atención plena?
La atención plena no es una religión, como algunos podrían pensar, es solo un método de entrenamiento mental. Se necesita paciencia y perseverancia, y créanme que no siempre es fácil. La atención plena no nos impide avanzar en la vida; nos permite ver el mundo con mayor claridad para actuar con más sabiduría y prespeciva, por lo tanto estamos más en sintonia con nuestro Ser profundo.
El primer paso para esto es calmar nuestra mente. Salir de nuestro flujo incesante de pensamientos, juicios y otras proyecciones para redescubrir una calma interior.
Realmente no hay una receta milagrosa porque la atención plena no se adquiere; se cultiva. Los pensamientos volverán una y otra vez porque son parte de nosotros, pero, con plena conciencia, aprenderas a canalizarlos, observarlos y a no identificarte con ellos. El objetivo es instalarse en una nueva forma de reaccionar a tus pensamientos para finalmente dejar de reaccionar a ellos y simplemente, accionar, actuar. No sufras mas de forma insitintiva las consequencias de las reacciones causadas por este o aquel pensamiento, sino más bien obsérvalos, míralos venir y elige tus acciones. Ya no estás en modo automático, sino que tomas el control de tus acciones, tu presente.
¿Qué herramientas utilizar para cultivar la atención plena?
La herramienta más conocida para practicar la atención plena es la meditación. La meditación nos permite tomar el tiempo para observar lo que está sucediendo dentro de nosotros mismos. Nuestros patrones de pensamiento, nuestras reacciones, nuestras heridas, etc. Es un entrenamiento mental para domesticar tus pensamientos y no identificarte más con ellos. No podrás reprimir tus pensamientos, no lo busques, no luches contra ello, solo obsérvalo tal como es. Existen muchas técnicas de meditación que cultivan la atención plena, como concentrarte en tu respiración o tomar conciencia de tus diferentes sentidos, por ejemplo. Pero la clave de su éxito será la práctica regular.
Los invito a leer los libros D’Eckhart Tolle « El poder del ahora », así como las obras de Matthieu Ricard y Christophe André sobre este tema.
Otra forma sencilla de cultivar el momento presente es relajarse en la naturaleza y observar usando sus cinco sentidos o estar plenamente consciente de las acciones cotidianas como subir los escalones o lavar los platos. Todas las acciones pueden hacerse en conciencia y convertirse en ejercicios de presencia.
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